ARTE, ALREDEDORES ODER ART IS ABOUT ENERGY (by Daniel Llaría)



El arte funciona en lo vital de igual manera que el amor lo hace. Los dos son cosas que ayudan al individuo en su construcción/destrucción, y funcionan de igual manera. En ambos la representación juega el mismo papel, las imágenes creadas y su lectura a través de las herramientas dadas por el espacio-tiempo social son parecidas. Todo esto es tácito, las que no lo son las grietas que estos sistemas de signos tienen.
Estas grietas son por las que aparece la esencia de las cosas y de los seres, el querer ver en ellas significado es un acto de fé y de empatía. Este acto de lectura, a pesar de ser profundamente humano, aleja al individuo de los códigos sociales, porque lo entrena para otros.

Creo en el/la artista que se maneja en este ámbito, sin perderse en el vacío. La pulsión que nace del deseo es el motor de la acción, y esta considero que es común, universal y profundamente entrópica.
Por alguna razón (biográfica, causal, imposibilidad para otros desarrollos) hay sujetos que deciden encararse con ello, y hacer de ello su way-of-life. El trabajo que empieza aquí es díficil porque impide vivir en la superficie de las cosas, al menos no en la superficie que el entramado de la cultura occidental promueve como modo de vida. El/La artista esta ahora en tierra de nadie y debe estructurar su deseo para que este no acabe con él. Si se entrega, el camino estará lleno de dudas, de miedo y, también, de un profundo goze. Uno debe saber domesticar lo suyo y vivir en lo doméstico con lo que uno es.

A partir de aquí los estados de conciencia de los individuos y las formas de trabajo de estos son infinitas, pueden interesar o no, pero son modos loables porque requieren compromiso y un posicionamiento real dentro del sistema.

En mi práctica hasta el momento, circunscrita dentro del sistema educativo, he tratado de desarrollar una forma de trabajo que funcione a modo de re-educación. Este término forma parte de un imaginario juvenil, aunque es un proceso tan largo como lo sea la vida. El arte es una herramienta más para ello, pero se constituye como el campo más estructurante para el sujeto. El camino que parte del cuestionamiento radical de la conciencia colectiva, manifestado en arte (ya sea objeto o artista), forma parte de las representaciones humanas que responden a necesidades reales. Hay otro gran conjunto que responden a necesidades creadas por el alienamiento.
Considero el arte como una pequeña lucha contra el lenguaje, y también como una tubería por la que drenamos aquello de lo que todos huyen, y de lo que no quieren hablar, y de lo que deben nutrirse los temas para el arte. Me interesa el arte que evidencia su estructura, engañando en cuanto a su nivel de representación, y que diluye sus sentidos. Todo es político en diferentes niveles. Y no hace falta hacer arte relacional para serlo, ya que la medida viene dada por el proceso de negación de la ideología dada y no por su constante cuestionamiento.

Antes, cuando era un teen, me agobiaba pensando que mi momento histórico era una patraña. Todos los grandes proyectos acabaron, todos las bandas que me gustan se disolvieron, todo lo que pudo tener sentido ahora forma parte de una amalgama de infraestructuras que se lo roban... etc.

Las imágenes están enfermas y nuestra dependencia sobre ellas es sólo un recordatorio de nuestra falta, y en cuanto a eso es lícita. Planteada la situación y la velocidad del mecanismo global el artista debe mantener la cabeza fría, y proceder cautamente ya que es fácil tropezar y caer en representaciones vacías, porque nos rodean y nos han enseñado desde niños . Eso es una lucha, y por eso ya no me agobio tanto por haber crecido en los noventa y los dosmil.

En la adolescencia, y en el pensamiento adolescente, uno se crea principalmente mediante la oposición a modelos, pero los que pasan el filtro tienen un profundo calado. Creo que se debe homenajear esas cosas que te permean o permearon.

La sofisticación alcanzada por el estado de bienestar neoliberal ha hecho que la enseñanza superior en arte se haya democratizado en gran medida. Nosotros como moscas-mocosas y la institución y el sistema de galerías como miel-mierda.
Muchos de los estudiantes que he conocido crecen alienados por las nociones-imagen de profesionalidad, de nuevo el sistema transforma la energía de los individuos en pro de sus necesidades. Creo en el artista amateur, porque es menos pretencioso.
Y no niego a la institución, pero el negociado con ella debe ser lo suficientemente ágil y holgado como para que el experimento revierta al artista y al espectador, y no a la estructura que lo permite. Uno, eso sí, debe lidiar con el sentido robado o asignado que estas acarrean, porque no es ajeno.
La presión impuesta por el marco expositivo hegemónico puede impedir, al artista, concretar victorioso las conclusiones de sus experimentos, obligándole a asumir imágenes de sí mismo que no responden a necesidades reales.
La pretendida democratización del arte es una burda mentira, y peligrosa para este. Obliga al artista a proclamar el significado de sus experimentos para validarlos, y el público obvia el poso importante que toda acción estética conlleva. El consumo es mecanizado, el sistema funciona.

Quien sea capaz de detenerse y tener una experiencia estética real, alejada de todo, es arte.
El arte sólo salva a los artistas, y los artistas salvan su culo.


He elegido trabajar la escultura porque es el método que veo más claro para mi construcción. La escultura enseña a pensar en el conformar y en el significado de ese conformar, y no en lo que quieres decir con ese conformar. Enseña que la estructura interna de las cosas es su esencia. Esta visión es aplicable a toda disciplina artística y también a muchos aspectos necesarios para, como ser sensible(en devenir), desenvolverse en el mundo.

El vídeo lo he elegido porque, en esencia, es contestatario. Siempre utiliza estructuras dadas, pero las revierte en todos los sentidos. Dadme vuestras pistolas y yo las utilizare como me de la gana.

La música, y el directo, es la válvula necesaria para realizar la catarsis y el feedback inmediato. La posibilidad de crear contextos en los que, mediante la negación de los códigos habituales, el acto ritual colectivo tome un cáliz en el que la energía esté revertida de manera colateral es también una función del artista, en este caso del performer. Metodología Up-tight. Considero la música el principal motor de ideología de masas. Vibra y suenan.
Hemos elegido el ruido porque es sobreinformación para el cerebro, a decodificar.

Las cuestiones de género, como lo nombraría el anquilosado discurso post-feminista actual, es algo que también forma parte de mi imaginario. La teoría queer y la subversión de los roles era algo que molaba antes de convertirse en un paradigma de la década actual. El orden simbólico que presenta la institución al respecto no tiene nada que ver con las comunidades de resistencia cultural que funcionan con la primigenia ideología queer. Es todo demasiado complejo como para ser discurso, y eso nunca lo entenderán.
Además de mucho más estético.

Siempre me interesado por las estructuras creadas por el campo femenino de la psique colectiva, la estructura alrededor de un deseo, digamos histérico, es, a mi parecer, más vehemente por no moverse bajo las ordenes del orden fálico.
Esto, por supuesto, no tiene que ver con ser chico o chica.

La construcción de colectividades hoy día tiene sentido a nivel local, minoritario y en forma de micropolíticas. El arte permite la construcción de colectividades comunicadas, de forma colateral, mediante signos prelinguísticos. Es una forma rica y siempre novedosa de relación, porque implica cierta pérdida de identidad.